Wednesday, April 20, 2011



El cura volador

Por: Alberto Amórtegui

Aunque El 20 de abril de 2008, amaneció despejado prometía vientos fuertes y posible mal tiempo. Pero a Adeliz de Carli no le pareció interesar mucho. El ya tenia su plan y mil globos cargados de helio para ascender al cielo cumpliendo la hazaña de ser no solo el primero en volar de esta singular forma sino de ser el primer cura que lo hacia.

180 kilómetros colgado de mil globo de fiesta, más de 20 horas en el aire para sensibilizar a la población y las autoridades de su país sobre las condiciones en las que trabajan los camioneros brasileños y sus necesidades.

Adeliz de Carli fundó la Pastoral Rodoviaria de la Diócesis de Paranaguá y promovió la construcción de la Casa de Acogida del Camionero donde llegan exhaustos en busca de agua caliente y cama tras permanecer durante largo tiempo en atascos kilométricos. La precariedad a la que están sometidos bien valía un baño, una oración y un descanso, pero también una acción mediática que arrojase la luz de los focos sobre el problema, pensó el padre brasileño.

Para ello, ideó una travesía aérea que partió de Paranaguá (en el litoral del estado sureño de Paraná) y que tenía como destino final Ponte Grossa, situada a 180 kilómetros tierra adentro.

Había llegado a la conclusión después de largos experimentos de cargas y pesos que mil globos serian suficientes para levantar un total de 200 kilos. Entre los que se incluía él, una silla con un paracaídas de emergencia, algunas bolsas de agua que le sirvieran de lastre para ganar altura, un Gps para orientarse, una barritas de cereal de alimentación, un traje de aluminio debajo de un mono para protegerse del frió y las inmensas ganas de aventura.

Adelir había escogido el 20 de abril. Seria noche de luna llena, la ciudad iluminada a sus pies algo digno de ver. Aproximadamente 20 horas de navegación en la más completa soledad meditativa a merced del destino, de los vientos y las corrientes térmicas. Una comunión personal, una forma de llamar la atención de una vez por todas sobre lo que ocurría en su región. Ya antes había saltado a los medios de comunicación por su valentía al destapar los malos tratos a los que eran sometidos los sin techo de Paraguaná por parte de policías municipales, así como el plan del teniente alcalde de expulsarlos a otras ciudades. Tras sus denuncias por violación de los derechos humanos, cuatro agentes y el secretario de seguridad pública terminaron en la cárcel.

Obstinado como pocos el plan estaba trazado y no había nada ni nadie que lo torciera. Ni las condiciones atmosféricas que comenzaron a cambiar ni los consejos de parroquianos y amigos.
La silueta del cura volador se elevo con sus globos multicolores y festivos hasta perderse entre las bruma y las nubes. Los fuertes vientos cambiantes los arrastraron en dirección contraria sacándolo a mar adentro. Se le escucho decir que tenia problemas con su Gps para ubicarse y que creía que estaba a unos 20 kilómetros de la costa. Después de él no se supo más. Su búsqueda se prolongo por semanas sin hallar respuesta.

4 de Julio 2008.
El Anna Gabriela rompe en olas blancas el intenso mar de las costa de Macaé, (Río de Janeiro). Es un fornido remolcador que presta sus servicios a la compañía petrolera estatal brasilera Petrobrás. Algo avista uno de los de a bordo del Anna Gabriela, un inusual en el horizonte y desvían su trayectoria habitual para encontrar como mirando al infinito espacio, el cuerpo del párroco Adelir de Carli. El hombre que quiso llamar la atención nacional sobre una causa justa volando con festivos globos multicolores en una noche de luna llena teniendo a su pies la luz de la ciudad.

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