Sunday, September 11, 2011


¿ De que Once de septiembre me hablas?


Por: Alberto Amórtegui


Es increíble como tres palabras escenifican un todo, decir: “Once de Septiembre” o la abreviación 11S, nos remiten a un día determinado de la actual historia para mostrarnos la vulnerabilidad de una gran potencia. Las torres gemelas en fuego, un nítido avión entrando en un edificio, gente cayendo desde las alturas, un voraz incendio y el derrumbe, la caída de dos colosos no solo de acero y hormigón...


Un Once de septiembre que no acabo de digerir muy bien. Demasiadas preguntas, demasiadas coincidencias, demasiadas sorpresas, demasiadas acciones coordinadas con objetivos puntuales que se sucedieron a posteriori de los hechos que...


...Demasiada imaginación... El tiempo y la historia se encargaran de darnos más información, seguramente en 50 años cuando logren desclasificar información secreta y bla bla bla. Pero hubo otro 11 de septiembre, muchos más, cientos de onces de septiembre donde hechos importantes acontecieron, sin lograr detener el mundo.


En 1541 un terremoto destruye totalmente la ciudad de Guatemala, en 1766 Carlos III admite a los indígenas americanos en las comunidades religiosas, en 1852 Buenos Aires se separa del resto del país, tras... En 1919 los marines invaden Honduras. En 1930 hace erupción el volcán Stromboli, "el faro del Mediterráneo". En 941 Segunda Guerra Mundial: el presidente Roosevelt ordena a la Armada que dispare contra cualquier buque alemán en aguas entre la costa oriental de EEUU e Islandia. En 1943 el lujoso transatlántico italiano "Conte di Savoia" es hundido en Venecia por la aviación alemana. en 1962 Los Beatles terminan de grabar su primer single "Love Me Do".

Hechos tras de hechos en una sucesión interminables de noticias que han pulsado la historia de miles de maneras, Sin embargo y muy personalmente hay un Once de septiembre que se me aprieta en el alma. Un once de septiembre donde la impunidad arrastro consigo la democracia, donde el miedo y el terror doblego a la razón y la alegría, donde la tortura se paseo campante por toda la geografía de un país ultrajando, masacrando, violando y desapareciendo a sus gentes con la más rampante impunidad.


Hablo de Chile, de 1973, de Pinochet, un militar alzado que derroca y asesina la nueva democracia nacida como una esperanza no solo para el pueblo chilenos sino como ejemplo a seguir por el resto de países latinoamericanos.


Ya se venia extendiendo por todo el continente una sombra siniestra engendrada por los Estados Unidos y son muchos los documentos que prueban la participación de la CIA y la ITT en los hechos ocurridos no solo en chile. Es hasta la saciedad demostrado que figuras “prominentes” de la política estadounidense conocían al detalle todo los que ocurriría en Chile y no solo dejaron actuar con su consentimiento sino que hicieron la vista gorda ante la violación de los derechos humanos de miles de personas que cuyo único delito era creer que un día el futuro seria mejor.


El exilio de miles de personas, la separación de familias enteras, la angustiosa búsqueda de sus seres queridos torturados o desaparecidos, no logran cobrar la dimensión necesaria ante la opinión internacional. Tibios gobiernos de doble moral acatan las ordenes norteamericanas. Ni siquiera muchos años después se logra llevar a los tribunales internacionales al dictador y genocida Augusto Pinochet. Ya que pesan más los acuerdos y amistades que la justicia.


Al final lo único que queda en común son las víctimas inocentes.


Sobre las torres gemelas muchas, muchísimas dudas con sus respectivas teorías que permitirían a los estados Unidos iniciar una serie de ofensivas en distintos lugares del mundo que todavía continúan agregando diariamente una suma macabra de víctimas en nombre de la “libertad”